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2013

jueves, 28 de octubre de 2010

Ensayos Filosóficos

Ensayo filosófico de Esteban Coridoni

Introducción
En el presente ensayo se analizará algunos temas que desarrolla la filósofa Simone Weil en su obra “Raíces del Existir” o “Echar Raíces”. Para tener una buena perspectiva de lo que escribió la pensadora, se hará alguna referencias a importantes hechos que definen su vida y sus ideas. Weil nació en 1909, estudió en la Escuela Superior de París, allí forjo una forma de pensar particular a partir de las enseñanzas impartidas por su profesor Alain. Luego de haber enseñado en algunos Liceos, decidió dejar la docencia y dedicarse al trabajo obrero con el objetivo de conocer mejor su realidad. En 1936 participó en la guerra civil española. Mujer de origen judío, criada en un ambiente agnóstico. En 1938 atraviesa una crisis religiosa que la lleva al cristianismo. A causa del inicio de la Segunda Guerra Mundial debió refugiarse en Estados unidos, pero terminó viajando a Londres con la intención de ayudar. Allí escribió el texto que se analizará a continuación. Muere en 1943, durante el transcurso de la guerra. consecuencia del agravamiento de la tuberculosis que padecía. Es importante destacar que su enfermedad empeoró, debido a que ella dejó progresivamente a dejar de comer al ver en el estado en el que se encontraban los ciudadanos franceses. En el cuerpo del ensayo se desarrollaron determinados puntos del escrito y se expondrán ideas propias sobre los mismos.

Desarrollo

Simone Weil habla del concepto de obligación, anteponiéndolo y dándole mayor importancia que al derecho. Esto se debe a que la autora argumenta que el derecho es posible a causa de que hay otros que están obligados con el fin de que el mismo se cumpla. Dentro de este punto se desarrolla la idea de que el fundamento de todo derecho es la obligación. La obligación mayor y principal que tiene el hombre es la de considerar y respetar al otro como un igual. En esta idea en especial habría que detenerse, ya que es algo que en nuestra sociedad casi no existe. La realidad es que las personas por diferentes cuestiones que pueden ser el color de piel, la clase social, la religión, el físico, el origen, la nacionalidad hace que se crean más iguales que otras. La creencia en la existencia de las razas y que la blanca se creyera la superior fue motivo y errónea fundamentación de la esclavitud. Así como este hecho se pueden nombrar muchos otros. Todos ellos movilizados por la discriminación que lamentablemente se encuentra en distintas formas; en ocasiones, imperceptibles en nuestra sociedad. El problema no radica en la separación, sino en la equivocación del hombre en sentirse mejor que el otro que tienen al lado y terminar por considerarlo inferior, y en la posibilidad que pueda hacérselo notar. Esto es algo muy difícil de cambiar a causa de que está muy arraigado en las costumbres de las personas y la acción no es repudiada sino hasta en algunos casos aplaudida. La única forma de luchar contra la discriminación es la educación familiar, ámbito en el que se debería inculcar el respeto a los demás por el simple hecho de ser persona. Situación que no sucede ahora, ya que niños y jóvenes en su mayoría están liberados a hacer lo que quieren sin ningún tipo de límite o enseñanza que permita el crecimiento de la persona en buenos valores.
Weil habla de las necesidades del hombre, que hacen al mismo ser lo que son. Estas necesidades no tienen que ver con los vicios o caprichos, sino con el ser más profundo, más íntimo del humano. Dentro de ellas está la libertad y la obediencia. En primera instancia se hablará de la libertad, lo que dice la autora es que la misma se entiende como la posibilidad real de elegir que posee el hombre. Particularmente no cree que los límites sean los responsables de disminuir la libertad, si esas limitaciones están incorporadas en el mismo ser del hombre. Para ella, la ausencia total de límites hace que no haya moderación en la forma de actuar. Parece realmente acertada la idea de que la libertad no es afectada por los límites. El hombre es libre y vive en comunidad por ello mismo debe tener límites, ya que si hiciera uso de su libertad en su totalidad tendría la posibilidad de realizar actos que resulten perniciosos para los demás. Si los límites fueran enseñados y aceptados por la población, dejarían de considerarse como tales. El problema que aqueja a nuestra realidad social es que las reglas no están claras y son cambiantes. Por ejemplo, acciones éticamente correctas, en los tiempos actuales son desmerecidas y motivo de burla. Una persona que encuentra una billetera y la devuelve, actúa con honestidad, y a pesar de ello su actitud sería desaprobada y criticada por muchos. Es necesario recurrir otra vez a la educación familiar. La familia, los individuos aman a su familia en la mayoría de los casos, debe impartir reglas guiadas por la moral y la ética para que así la persona pueda manejarse con rectitud.
En cuanto a la obediencia, la autora explica, que existen dos tipos los cuales son: la obediencia a las reglas establecidas y a las autoridades. La obediencia para ser considerada como tal debe ser motivada por el consentimiento. Esta necesidad fue utilizada por el humano para someter a la esclavitud a otros. Por ello la persona que ejerce autoridad sobre otra; a su vez debe responder a otra. De este pensamiento se puede desprender la idea, en cuanto a la obediencia a las reglas, de que es necesaria su existencia porque permitiría que la educación fuera efectiva. En el caso de que la misma fallara entrarían en cuestión las autoridades. La sociedad actual necesita de ellos ya que ninguna de las dos son debidamente respetadas. Hay múltiples reglas. Las reglas que permiten al hombre obrar bien, lamentablemente se han olvidado y en otros casos no se les da la importancia que debería. Simone Weil también destaca la importancia de la responsabilidad en el hombre. El humano tiene la necesidad de la responsabilidad, de sentirse útil, de poder ver los frutos de su empeño plasmados en un trabajo. Esto no coincide primeramente con el que no tiene un trabajo y en segundo lugar con el que posee un trabajo que es muy mecanizado o rutinario. Esto puede verse en el hecho de que hay mucha gente que no puede satisfacer esta necesidad. En ocasiones se debe a que no consigue un trabajo y otras, que por cierto son muchas, es porque no quieren satisfacer esa necesidad con una trabajo. Como también existen los que no se creen útiles a causa de que tienen un trabajo demasiado rutinario o mecanizado que no les facilita la sensación de sentirse serviciales para con la comunidad.
La filósofa francesa habla de la igualdad y la jerarquía. Define a la igualdad como al respeto que se le debe tener a las personas por el simple hecho de su condición de ser persona. En primera instancia resulta indiscutible la existencia de diferencias en el ser humano, pero imponiendo la anterior idea se intenta equilibrar la brecha entre la igualdad y la desigualdad. Ella a raíz de esto, propone que se aumenten las penas a medida que aumente el rango social. Esas personas han tenido más posibilidades, mejor educación, más libertad y eso funcionaría como un agravante del mal accionar de la persona. La idea posee lógica, pero sería muchísimo mejor intentar acortar la desigualdad. No creando una desigualdad en otra área sino hacer todo lo posible por reducir la desigualdad. Sabiendo que es prácticamente imposible eliminarla completamente. No debería existir gente marginada del sistema, todos tendrían que tener la posibilidad de estudiar, de formarse, de tener una casa y un trabajo. Habría que sentar las bases de qué es lo primordial para el buen desarrollo de la persona y de ahí en más intentar proveérselo a todos. Igualmente antes de realizar lo antes dicho, es necesario eliminar la discriminación, si ella existe es imposible desarrollar una comunidad justa.
Weil también habla de la jerarquía que es el acto de ver a las autoridades como símbolos y no enfocarnos en lo que compete a la persona. Este concepto exhorta a los superiores a que no crean que el puesto que ocupan los convierte en mejores personas.
Simone Weil escribe sobre el honor y el castigo. En cuanto al honor es el reconocimiento que se le da a una persona en su entorno por su forma de actuar y sus obras. Además se le debe a las personas un respeto acorde a su profesión. Ve al castigo como un cierto honor que redime la culpa del crimen y educa al hombre a tener un mayor compromiso con el bien público. El castigo permite la restitución del orden que fue corrompido. Es notablemente considerable que le de tanta importancia a las buenas acciones del ser humano y la profesión. Esto alentaría a las personas a actuar de forma distinta, debido a que muchos se sienten frustrados no sólo al no ser reconocidos sino además en ocasiones sean desaprobados por el común de la gente. En lo que respecta a la profesión sería bueno que en los días de hoy se realzaran más profesiones como la del médico, bombero, policía, educadores etc. Para que puedan sentirse más honrado y útiles. El castigo no tendría que ser un honor sino un deshonor recibirlo, ya que evidenciaría que se ha se a actuado mal.
Weil habla de la libertad de opinión y la verdad. Muestra la necesidad que tiene el hombre de que su inteligencia se exprese libremente. Propone la eliminación de los partidos políticos a causa de que manifiesta un pensamiento colectivo que para ella es inexistente debido a que la inteligencia corresponde al individuo. Critica a los escritores y a las publicaciones que influyen en la opinión. Exige un control sobre las publicaciones en cuestión. Ve en la propaganda una forma de coerción disimulada que afecta al pensamiento de las personas. Además dice que las inteligencias integradas a la verdad no son utilizadas por ninguna persona. Para ella la inteligencia busca a la verdad, le es necesaria. Critica a los que son responsables de evitar el error para que el lector pueda informarse de la verdad y no de las mentiras o medias verdades que publica el periodismo. Cataloga a esto como un crimen que queda sin castigo. Propone la creación de tribunales que juzguen y castiguen los errores considerados evitables y la eliminación de la propaganda. Ella también explica, que es imposible satisfacer la necesidad de verdad de un pueblo que no ame la misma. Es difícil considerar que un partido político encierre en sí mismo una idea que identifica a muchas personas, muchos de los que militan y alegan que coinciden en todo lo que profesa el partido son fanáticos. Es más factible que se coincida en parte con la ideología del partido. La desaparición del partido no es real, quizás lo que debiera suprimirse es el fanatismo. La prensa es en la actualidad es todo lo que expresa magistralmente Simone Weil. En el caso de la televisión argentina hay dos polos, Clarín y Canal 7, que tergiversan la realidad con el objetivo de afectar al otro en intentando influir en el pensamiento de las personas. Generan que el pueblo se divida en los fanáticos de cada facción, los escépticos y los que buscan la verdad entre tanta mentira. En cuanto a la creación de los tribunales y la eliminación de las propagandas es casi imposible ya que es un medio muy fuerte y con mucho poder que no aceptaría estas medidas. Además la propaganda es algo que esta muy arraigado a la cultura popular y no muchos ven el efecto nocivo que pueda tener.
Por último se destaca lo que la filósofa comenta sobre la seguridad y el riesgo. Pone énfasis en que el miedo y el terror son capaces de paralizar a las personas, un veneno mortal para el alma. Pero también los humanos necesitan una dosis de riesgo que evite el tedio. Esto podría adaptarse a nuestra realidad que vive una gran inseguridad.
Finalmente el objetivo final para Simone Weil, echar raíces acción que es difícil de definir. Igualmente la idea que da es que esta necesidad debe estar garantizada por la comunidad a partir de la satisfacción de las anteriores necesidades. El hombre tiene la necesidad final más profunda de participar de forma real en la colectividad, dejar una huella y recibir la totalidad de su vida moral, intelectual y espiritual. Algo que por lo menos aquí y ahora resulta imposible debido a que muchas de las necesidades anteriores no son satisfechas.

Conclusión

Luego del mínimo análisis de la gran obra de la filósofa Simone Weil se puede concluir con varias ideas. Primero es realmente admirable la convicción con que se manejó durante toda su vida, actitud muy poco común en la actualidad. En cuanto a sus propuestas muchas resultan inaplicables, debido a su falta de concordancia con la realidad. A pesar de ello, es digno de elogio el compromiso que tuvo con la sociedad. Sus ideas abren el pensamiento y el camino para meditar problemáticas de la sociedad que no son habitualmente pensadas. Gracias a Simone Weil tenemos la posibilidad de hacer una autocrítica y desde allí proponer distintas soluciones. La solución para las problemas que nos aquejan, es la educación. Hacer todo lo posible para que las personas puedan desarrollarse moralmente bien, esto permitiría que cada persona desde su lugar hiciera todo lo que le fuera posible para ayudar a que la sociedad prospere. Esto supone en primer lugar que el Estado dé posibilidad a la gente, y en segundo lugar que los ciudadanos cooperen, ayuden al otro, eduquen a sus hijos en buenos valores para poder crear un ambiente más justo que nos permita echar raíces. Es increíble y lamentable que la idea resulte casi utópica, ya que en la sociedad si hay algo que está en decadencia y en la desidia más trágica es la educación. Se necesita compromiso y voluntad del hombre para poder llegar a hacer algo.

domingo, 24 de octubre de 2010

Ensayos Filosóficos

Ensayo Filosófico de la alumna Fátima Alcocer.
Ensayo sobre “La condición humana”
De Hannah Arendt


En el presente ensayo se pretenderá demostrar la condición humana desde la perspectiva de la gran e importante filósofa: Hannah Arendt.
En primer lugar elegí este tema porque considero que la visión sobre esta temática en particular, quizá ya se analizó anteriormente, pero no tiene el mismo peso que el que puede darnos una mujer filósofa ya que estamos acostumbrados a leer por lo general a autores masculinos; dejando a un lado muchas veces a mujeres que no sólo piensan distinto sino que además nos enriquecen la mente abriéndonos nuevas formas de ver y mayor conocimiento para adoptar una postura propia indagada en considerables fundamentos; ya sea a favor o discrepando con lo postulado.
En segundo lugar me parece muy interesante los temas de los cuáles ella habla, como lo son: la vida activa y su relación con la condición humana, la acción y el discurso, y como este se vincula con la pluralidad; el carácter procesual de la acción; el concepto de soberanía en relación con la libertad; y finalmente el que personalmente me resulta más interesante: el perdón y la promesa.
A raíz de todo esto considero que la mirada y perspectiva de Hannah Arendt es de alguna forma dar un giro y salir de lo tradicional y cotidiano.
Para empezar a hablar de la vida activa hay que comprender las tres actividades que para Hannah eran de carácter fundamental; los cuáles son: labor, trabajo y acción. Según esta filósofa gozan de mencionado carácter porque corresponden a una de las condiciones básicas bajo las que se le ha dado la vida al hombre. Considera a la labor como una actividad que corresponde al proceso biológico del cuerpo humano y la vida misma es la condición humana de dicha actividad.
El trabajo a su vez es la actividad que no corresponde a lo natural de la exigencia del hombre y proporciona un mundo artificial de cosas; es por eso que se aleja de lo natural. La mundanidad es la condición humana del trabajo.
Finalmente la acción es la única actividad que no necesita de la mediación de cosas ya que es indispensable que se establezca entre hombres y por ende su condición humana corresponde a la pluralidad.
Las tres tienen una amplia relación con la natalidad ya que tienen como finalidad preservar la especie y proporcionar los medios, ya sea como en el trabajo de un mundo artificial para prevalecer la existencia humana.
En este punto coincido en muchas cosas con Hannah Arendt y en otras quizá no tanto.
Las razones de la concordancia básicamente son que al igual que ella creo que las tres actividades y sus condiciones correspondientes claramente están asociadas con la natalidad y mortalidad ya que resulta innegable que la vida de una especie y de un individuo este preservada y proporcionada por estas tres actividades. Así también la acción es la actividad dentro de la vida activa que mantiene mayor relación con la condición humana de la natalidad, ya que el nuevo ser va comenzar algo nuevo, es decir, actuar. Sin embargo discrepo un poco en el hecho de que sólo existan esas tres actividades fundamentales en la vida activa o a lo mejor sí, pero es inevitable no creer que existan ciertos factores que también influyen y forman parte de esa vida activa. Por ejemplo para mí, las emociones o los sentimientos, quizá lo mas subjetivo y propio de cada uno influye en mayor o menor grado en las tres actividades ya mencionadas.
A lo mejor particularmente yo lo veo más vinculado con el tema del actuar y la acción; ya que las emociones y los sentimientos o en otras palabras, lo mas profundo de cada persona alteran ese accionar y la pluralidad esta siempre en constantes interacción.
El hombre como ser social tiene que vincularse con otros iguales y ahí ya hay acción, porque hay una interacción entre dos personas y no se necesita de algo material. En esto mismo, las emociones o los sentimientos, el carácter, el temperamento, la forma de ser influye en este accionar y yo creo que también es un poco lo que hace que no todos tengamos el mismo vinculo o el mismo tipo de acción.
Si bien de “acción” se trata mucho y resulta interesante por ser la pluralidad su condición humana también esta el discurso; del cual Hannah Arendt si habla y comparto su postura
En esto hay que ser atentos ya que no resulta ser algo univoco, sino que mantiene un doble carácter de igualdad y distinción.
El hombre necesita de otro semejante por el simple hecho de ser por naturaleza un ser social; pero no todos son iguales completamente ni distintos en su totalidad, se podría decir que hay un poco de ambas.
Los hombres tienen y comparten un carácter de igualdad con el otro. Como por ejemplo la capacidad de entenderse con su semejante y establecer vínculos con el otro.
Planear y prever cosas para el futuro esperando recibir del otro lado un entendimiento siempre y cuando el discurso sea viable a la facultad del hombre de ser racional y pensante y por ende entenderlo. Pero también los hombres son diferentes entre sí; si bien esto se ve y aprecia mas desde un sentido físico y estético también juega lo interno. Por ejemplo que necesitan la acción y el discurso para entenderse, si no los signos y sonidos bastarían para comunicar las necesidades idénticas.
Acción y discurso están estrechamente relacionados ya que la acción necesita del acompañamiento del discurso para no perder cierto carácter revelador y el sujeto que efectúa la acción. Mediante ellos los hombres se pueden dar a conocer de una forma personal y única, a diferencia de la identidad física que se reduce al sonido de voz o la forma del cuerpo.
En mi opinión creo que Hannah Arendt fue muy certera en cuanto a esto que dijo ya que una persona solo se da a conocer verdaderamente en la acción y el discurso.
Así como también lo dijo en su momento “Dante” la acción intenta explicar la propia imagen de cada uno. El hombre muestra quien es realmente por medio de sus palabras y sus actos. Y esto se pone en evidencia en el pleno acto de la interacción con otro, es decir cuando el hombre esta con un semejante a él por contigüidad humana se termina de alguna forma revelando a sí mismo; ni a favor ni en contra. Dicha contigüidad humana se pierde por ejemplo en una situación de guerra, dónde el discurso y la acción se convierten en un medio para lograr un objetivo en contra de un claro enemigo. En este caso por ejemplo no hay revelación del sujeto, del hombre en el acto o discurso.
Por todo ello es que a mi parecer es verdad que la acción sin un quien unido a ella carece totalmente de sentido y significado. Y es por eso que su condición humana es la pluralidad, no el individualismo.
Casi finalmente cuando Hannah trata el carácter procesual de la acción, lo que de alguna forma esta tratando de decir es que la acción no tiene fin.
El proceso de un acto puede durar y perdurar por el correr de lo años y aún no haber finalizado. Esto se debe a que la acción tiene un carácter irreversible y no pronosticable.
Los hombres tienen consciencia que quien actúa no sabe o desconoce lo que hace por completo, ya que jamás pudo pronosticar las consecuencias, ni deshacerlas. Es decir que cuando el proceso de un acto se inicia nunca termina en ese mismo acto o acontecimiento y su significado no se revela al sujeto actuó de manera total, sino a la posterior mirada de un historiador que no actúa, de un tercero que no interviene.
Por todo esto Hannah Arendt considera que el hombre no tiene una libertad absoluta ya que él no puede predecir las consecuencias exactas que proseguirán a su accionar. Es decir que una persona en el momento de hacer algo puede imaginar lo que podría suceder como consecuencia de esa acción pero no lo sabe con absoluta certeza y por ende la libertad no es absoluta.
Sin embargo sostiene que es incorrecto identificar a la soberanía con la libertad, porque si fuese cierto ningún hombre seria libre ya que este concepto es individualista y se contradice con la pluralidad.
Por lo tanto es falso negar la libertad humana a actuar debido a que el sujeto nunca es dueño de sus actos de manera total y absoluta, como también mantener que es posible la soberanía humana por el incontestable hecho de la libertad humana
En mi opinión esto mismo que propone Hannah Arendt es muy interesante y creo que mucho de lo sostiene es cierto, ya que no se puede identificar libertad con soberanía ya que la segunda propone un ideal de autosuficiencia e individualismo completo opuesto a la pluralidad. Y entonces ningún hombre seria “libre”.
Finalmente a mi personalmente me resulta bastante interesante el tema de la irreversibilidad y el poder de perdonar; y la imposibilidad de predecir y el poder de la promesa.
Con Hannah Arendt podemos dar un giro en ciertas cosas y mirar más allá.
Puntualmente cuando habla del perdón como una facultad, lo describe como una posible redención de cierto acto o hecho irreversible y que no se puede deshacer. De esta forma el perdonar estaría sirviendo para deshacer los actos del pasado.
Pero la facultad de perdonar es un acto puramente libre, nadie puede obligarnos a perdonar. Puedo perdonar como no. Sin embargo, creo que no hay otro medio para recobrar la interrelación humana, aunque éste no implique el olvido. Pero sólo el perdón puede liberarnos del pasado, para obtener, después, una nueva visión de éste y darme la posibilidad de mirar libremente el pasado, pero sin anularlo. De ese modo, el pasado ya no nos oprime sino nos libera.
El descubridor del papel del perdón, por así decirlo, fue Jesús Nazaret. Y aunque esto sucedió en un contexto religioso, no es razón para desvalorizar o desmerecer la importancia y seriedad con la que se la debe tomar. Gracias a esto los hombres continúan siendo personas libres que por el hecho de cambiar de opinión y comenzar otra vez, se inicia de alguna forma algo nuevo.
Además Arendt postula que la venganza es como la contra cara del perdón, ya que el individuo permanece sujeto al proceso en lugar de ser redimido y poder poner fin a la falta y empezar de nuevo.
Por otro lado también habla sobre “la promesa”. Por medio de esta facultad podemos remediar la imposibilidad de predecir, siempre y cuando las promesas se cumplan y sostengan.
Las promesas sirven para establecer seguridad en un futuro incierto. Sin la que ni si quiera la duración o la continuidad de cualquier clase de relación entre dos seres sería posible. Pero también, el no cumplirlas nos hace perder o no mantener nuestra identidad por las contradicciones o equivocaciones.
Ambas facultades dependen de la pluralidad, es decir, de la actuación y presencia de los otros. Ya que tanto el perdón como la promesa cuando se realizan en soledad o aislamiento carece de todo sentido y realidad.
Personalmente creo que ambas facultades permiten que haya un cambio importante para el ser, ya que por medio del perdón deshaceriamos los actos del pasado y gracias a la promesa predeciríamos de alguna forma, el futuro. Y así existiría la posibilidad de empezar de nuevo.
Aunque lo hecho ya este hecho; la posibilidad de ser redimidos modifica el ser ayudándolo a salir de un estado de condena porque todos nos podemos equivocar y gracias a esta facultad podemos ver mas allá y redimir errores, permitiéndonos así avanzar en nuestras vidas y no cerrarnos al rencor o la venganza.
También la promesa nos da la posibilidad de establecer seguridad sobre un futuro desconocido por nosotros; pero que sin embargo se puede llegar a conocer siempre y cuando se mantengan las promesas.
Las promesas nos garantizan la seguridad en el futuro y la continuidad de mi identidad en el ámbito de las relaciones humanas. Además soy yo y no otro el que promete; por lo tanto, si quiero mantener mi identidad, mi "yo" auténtico, debo cumplir lo prometido, ya que libremente hice la promesa. En ese sentido, la capacidad de cumplir la promesa le da coherencia a mi "Yo" y mantiene mi identidad como persona.
Me comprometo en el presente para tener una línea de acción en el futuro. En la promesa el futuro está presente en nosotros como algo presente, es decir como futuro al que podemos anticiparnos, puesto que planificamos. La promesa nos permite pensar en el futuro como algo que tiene una determinación en los acontecimientos históricos, aunque éstos sean impredecibles; pero que abre el camino de la continuidad de las acciones humanas
Por ello concluyo que si bien es cierto que el futuro es impredecible, y que por lo tanto, no podemos tener certeza de aquello que sucederá; la facultad de prometer nos exige continuidad de nuestra acción en el sentido estricto, de modo que la acción permanezca fiel en la promesa; puesto que es una acción voluntaria que implica un discernimiento y una elección. Nadie me exige prometer. Libremente prometo. El ejemplo más claro que encuentro de la promesa como continuidad de la acción puede ser el matrimonio. En ese sentido, los novios, antes de empezar con el rito, confiesan el uno al otro la decisión de su acción sin ser coaccionados, libre y voluntariamente. Después de eso, en el momento del consentimiento, o en el momento de la decisión final; ambos, en presencia del público si es que lo hay, se prometen amarse y respetarse durante toda la vida, en la salud y en la enfermedad, en lo favorable y en lo adverso. Pues el poder de la promesa exige fidelidad de la acción y la continuidad de ésta. De ese modo se remedia la caótica y continua preocupación sobre el futuro.
En consecuencia, el perdón y la promesa son acciones plenamente humanas que están vinculadas siempre a la existencia de un "Yo" y un "Tú". Ya que no hay perdón sin perdonado, ni promesa sin destinatario. En ese sentido el perdón se muestra como la capacidad de "redimir" al hombre sobre algo del pasado; y la promesa, por su parte, actúa como "remedio" de un futuro incierto y desesperanzador, puesto que es impredecible. Ambas facultades cobran identidad mediante la acción mutua en el ámbito de las relaciones humanas y es por ello que es absolutamente necesaria el sentido de la pluralidad y no el individualismo.
El hombre necesita interactuar con otro y constantemente en nuestras vidas estamos haciéndolo. Nadie es perfecto y como todo el mundo nos equivocamos. Las acciones si bien en sí no se pueden deshacer literalmente; gracias a la facultad del perdón, se puede avanzar sobre eso y superarlo; así como también aunque el futuro resulte impredecible, gracias a la promesa, se necesita un continuo accionar voluntario por parte de quien ejecuta la promesa permaneciendo así fiel a la misma.
Y siempre se encuentra en juego el papel de la libertad que constantemente nos cuestionamos. Ahora bien yo creo que como dice Hannah; ni en el perdón ni en la promesa somos coaccionados por otros u obligados a hacerlas ya que es un acto voluntario y de libre decisión.
El hombre en su condición humana cuenta con ciertas facultades o características que hacen posible hacer una promesa como lo es el compromiso por ejemplo.
Y claro es necesario siempre que exista la relación entre un “Yo” y un “Tu” ya que de no ser así ni la promesa ni el perdón tendrían sentido alguno.